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¿La favorita al Oscar de último momento? Fernanda Torres y la “película chica” que tiene muchos puntos en común con La historia oficial

Fernanda Torres acaba de regresar a Los Ángeles, como lo hizo tantas otras veces a lo largo de esta interminable temporada de premios, esta vez para asistir en la noche del martes 25 a la cena con...

Fernanda Torres acaba de regresar a Los Ángeles, como lo hizo tantas otras veces a lo largo de esta interminable temporada de premios, esta vez para asistir en la noche del martes 25 a la cena con la que la Academia de Hollywood agasajó a los nominados al Oscar e instalarse allí hasta la entrega de los premios el próximo domingo.

Antes de elegir el plato principal de esa comida entre el bife estilo Nueva York, el pollo criado al modo Jidori (una fórmula japonesa) o los ñoquis con queso y pimienta negra preparados para la ocasión por Wolfgang Puck, el chef predilecto de Hollywood, Torres se paseó por los salones del bello y elegante Museo de la Academia de Hollywood repartiendo sonrisas inmortalizadas en selfies que las redes sociales no se cansaron de multiplicar.

Su cada vez más valorada inclusión entre las cinco candidatas al Oscar de este año como mejor actriz protagónica realza todavía más la presencia de Aun estoy aquí (Ainda Estou Aquí o I’m Still Here; estrenada en Argentina el pasado jueves 20 de febrero) como una de las protagonistas internacionales de la gran vidriera del premio máximo de la industria del entretenimiento global en esta temporada.

Fernanda Torres, Jane Fonda, Timothée Chalamet, Adrien Brody, Monica Barbaro and Guy Pearce in new picture. pic.twitter.com/X12sATs9gw

— Film Updates (@FilmUpdates) February 26, 2025

Sobre todo porque la transformación de Torres en Eunice Paiva, la esposa de un exlegislador desaparecido y asesinado por la dictadura militar brasileña en 1971 que no ceja en su búsqueda de justicia y verdad, es el gran pilar que sostiene la presencia protagónica del film de Walter Salles y sus chances en la ceremonia del domingo. Aun estoy aquí, que sigue en cartel en los cines argentinos, es una de las 10 nominadas al Oscar como mejor película y también tiene fundadas aspiraciones en la categoría de mejor película internacional.

La frase destacada en la portada de la edición impresa más reciente de The Hollywood Reporter explica por qué muchas de las nominadas al Oscar, todas ellas muy cotizadas estrellas, querían estar en las selfies que la sonriente actriz brasileña propició en la antesala de la comida organizada por la Academia.

“Fernanda Torres has already won” (Fernanda Torres ya ganó) se lee allí sobre una elegantísima imagen de perfil de la actriz. “No es que yo haya ganado. Es la película, esa pequeña obra hablada en portugués que se convirtió en una de las diez mejores del año”, dice Torres desde la pantalla, en el comienzo de una breve conversación vía Zoom, cuando LA NACIÓN le menciona específicamente esa fotografía de tapa.

Fernanda Torres covers the latest issue of The Hollywood Reporter.

🔗 https://t.co/u2cl1uiyZi pic.twitter.com/BDKzjPFVB8

— Film Updates (@FilmUpdates) February 15, 2025

“Odio las expectativas. Estoy completamente al margen de ellas. Mi única satisfacción es la de haber hecho un buen trabajo entregando esta película al público. Nuestra tarea es muy sencilla: hacer que la gente vea la película. Nada más que eso. No tiene nada que ver con los premios. En el fondo me quedo con una frase que no es mía: lo más importante de un premio de este tipo es que ayuda a que la película pueda verse”, agrega en la única mención de toda la charla alrededor de lo que está viviendo en estos días como candidata al Oscar. Su nombre viene apareciendo en las últimas semanas como una de las alternativas más firmes (la otra es Mikey Madison, la protagonista de Anora) a la presencia como amplia favorita en esta categoría de Demi Moore, gracias a su labor tan aplaudida en La sustancia.

Aunque su candidatura se consolidó como nunca en las últimas semanas, Torres viene experimentando un vínculo muy fértil con los grandes premios de la industria desde septiembre pasado, cuando, apenas estrenada Aun estoy aquí en el Festival de Venecia, ya empezó a hablarse del potencial de esta película y de su actriz protagónica en la temporada de premios que estaba a punto de comenzar. Quienes lanzaron este augurio no se equivocaron, sobre todo cuando Torres se alzó en enero con un Globo de Oro.

El diálogo por Zoom transcurre antes del arribo de Torres a Los Ángeles, en la semana previa a la fiesta del Oscar 2025. La actriz brasileña saluda y habla desde Lisboa, donde tiene una casa. Ese punto de referencia, verdadera puerta de entrada a Europa en la que además se habla portugués, le facilitó muchísimo los desplazamientos durante esta temporada. “No se olvide –explica con su sonrisa característica y los ojos escondidos detrás de unos anteojos oscuros diseñados con mucho estilo- que me tocó viajar con la película por tres continentes. Esta casa está en el medio del Atlántico, casi a mitad de camino de todo. Puedo moverme a todas partes con facilidad desde aquí. Es maravilloso”.

Torres comparte con LA NACIÓN el recuerdo de la sorpresa con la que vivió buena parte de ese recorrido. Sigue convencida de que Aun estoy aquí es una película “muy chiquita” comparada con el resto de las candidatas al Oscar. “Y además está hablada en portugués, que es una lengua también pequeña al lado de las demás. De repente pude ver cómo la gente empezó a convertirse después de verla. Se sintió tocada por ella de una manera muy honesta y muy especial”, señala.

Dice Torres que la película es la suma de recuerdos de dos personas que eran chicos cuando Rubens Paiva desapareció en 1971: “Uno es Marcelo Rubens Paiva, uno de sus hijos, y el otro es Walter Salles, que era amigo de la familia. Ellos vivieron en un lugar y en una casa que fueron invadidas por la violencia del Estado. Nunca quisieron contar una ficción o un melodrama, porque sus vidas no respondían a esa mirada. Como Walter es un documentalista, se propuso junto con nosotros contar esta historia de la manera más real posible. Y cuando vi la película por primera vez fue lo que más me impresionó. Sentí que éramos la memoria de esos dos chicos, la representábamos. Toda esa honestidad, esa inocencia y esa simplicidad es lo que captura el corazón de las personas y en mi opinión marca la diferencia”.

Pese a lo escueto de la charla, Torres tiene tiempo para dejar a la vista su mirada sobre el contexto político que envolvió la tragedia de los Paiva y la decisión de Eunice (el personaje interpretado por la actriz) de volver a la universidad, recibirse de abogada y dedicarse en la segunda etapa de su vida a la defensa de los derechos humanos y las causas ambientales.

“En América Latina, las dictaduras militares no corresponden a la idea que se tiene de una república bananera. No es que llegó un militar loco y en un momento se hizo cargo del poder. Esas dictaduras fueron el rostro de la Guerra Fría en la región. En Brasil y también en la Argentina. Estuvimos lamentablemente juntos en eso, aunque por supuesto hubo muchas diferencias entre una y otra. En mi país los muertos por la violencia del Estado fueron menos, pero la dictadura resultó más larga. En la Argentina, en cambio, la dictadura mató a más gente que en mi país, pero fue más corta. Y además, ustedes juzgaron a los jefes militares, nosotros no”, señala.

Las líneas paralelas van de la política al cine. Y Fernanda Torres, sin que nadie se lo pregunte, también observa a su película desde una referencia insoslayable para el cine político latinoamericano que habla de ese tiempo: La historia oficial (1985), de Luis Puenzo, en su momento nominada al Oscar internacional. “Yo trabajé con Norma Aleandro y ella me hablaba de las diferencias que encontraba en cada uno de los países de habla hispana y también en España cuando hacía teatro. Por eso vale tanto para mí esta película tan diferente a las demás que llega desde Brasil y en un idioma distinto a todos”, destaca.

La historia oficial, sostiene Torres, tiene desde el vamos un elemento en común con su película. “Las dos abordan el problema de la dictadura desde el corazón de una familia. Cuando se elige este enfoque inmediatamente la película va a impactar en este tipo de público. Yo estuve pensando mucho en eso”, precisa.

“En La historia oficial –continúa, casi como en un monólogo-, el eje de la trama es el shock que aparece cuando alguien imagina algo terrible: que está criando a un niño que es víctima de la violencia de Estado. Mi personaje, Eunice, también entra en shock, pero ella tiene otro propósito. Está empeñada en lograr justicia, aunque le lleve 36 años conseguirla”.

Con una convicción y una tranquilidad muy parecidas a las de Eunice Paiva, Torres respalda las elecciones éticas de su personaje. Sin ellas, explica, jamás hubiese llegado a cumplir su propósito. “Eunice siempre apoyó una resistencia al autoritarismo basada en la idea de justicia, en las instituciones y en la democracia. Una postura cívica que nos permite entenderla, relacionarnos e identificarnos con ella”, justifica.

Y no solo eso. Dice también que esa postura es la que le permitió tomar distancia de otros males de aquella época, como el riesgo que asumió en ese momento mucha gente joven al tomar las armas y radicalizar sus posturas políticas “en un momento muy enfermo del planeta”. Algunos fueron víctimas de esa misma radicalización. Y también, agrega, “está la postura de la derecha, que justifica su conducta diciendo que como los otros matan gente ellos también pueden hacerlo, pero una cosa es lo que hicieron grupos muy jóvenes y radicalizados y otra muy distinta es la violencia ejercida por el Estado”.

Al tomar distancia de estos extremos, dice Torres antes de despedirse, Aun estoy aquí adopta como propio el trabajo que Eunice Paiva llevó adelante. “Esta es una película hecha con muchísima delicadeza –concluye-. Es muy realista y retrata a Eunice como una heroína. Como una persona que sigue creyendo en las instituciones aunque en su caso la Justicia haya tardado más de 30 años en llegar”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/fernanda-torres-la-expectativa-con-los-premios-el-valor-de-personificar-a-una-heroina-y-las-nid28022025/

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