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Naanim Timoyko: su historia de amor con Juan Alberto Mateyko, sus días como vedette y qué hizo cuando se distanció del medio

Se subió al escenario de un club con apenas tres años para lucirse en patín artístico. Fue modelo de trajes de baño, primera princesa de un concurso, vedette de muchas revistas; trabajó con t...

Se subió al escenario de un club con apenas tres años para lucirse en patín artístico. Fue modelo de trajes de baño, primera princesa de un concurso, vedette de muchas revistas; trabajó con todos los capocómicos y recorrió el mundo con Tango argentino. Naanim Timoyko interpretó muchos personajes hasta que se enamoró de Juan Alberto Mateyko y fue mamá de Rosa María y Juan Bautista. Durante algunos años se alejó del medio, disfrutó de su maternidad, estudió joyería y gemología y un día volvió a subirse a un escenario, después de superar un cáncer de mama. Hoy es panelista de El run run del espectáculo, los sábados en Crónica TV, y los domingos hace en radio Modo tango.ar, en la 2x4. De todo eso y mucho más conversó con LA NACION.

-¡Fuiste una niña prodigio!

-Sí, empecé de muy jovencita. En realidad, me subí a un escenario por primera vez a los tres años, haciendo patín artístico. Nací en Avellaneda, donde estaban todos los mataderos y fábricas, y al tiempo nos mudamos a Monte Grande porque tenía problemas de asma y mis padres buscaron mi bienestar. Fue un tío quien me llevó a hacer patín, porque yo era muy inquieta. A los cinco años vi a una chica bailando danzas españolas y rompí tanto la paciencia que empecé a bailar también. Actuaba en todas las fiestas patrias, en la primaria y la secundaria, y hasta me llamaban de la municipalidad para bailar en peñas y eventos. Yo no tenía problemas y mi mamá me hacía la ropa porque cosía muy bien. Ya de adolescente con mis amigos formamos un grupo que se llamaba Juventud y Folclore, y hacíamos varias presentaciones. Obviamente nos pagaban, aunque algo simbólico.

-¿Y cómo llegaste de una peña al mundo del espectáculo?

-Me presenté en un casting en el Teatro Nacional, para la revista Fantástica que hacía Zulma Faiad. En realidad, no estaba convencida porque era una revista y yo no quería ponerme plumas ni mostrar la cola, pero mi papá insistió porque había estudiado baile tantos años y mi sueño era estar en un escenario. Ahí estaba el ballet de Pedro Sombra y sus chicas no mostraban la cola, solo bailaban. Así que entré como una de las chicas de Pedro Sombra, una más del ballet. En la temporada siguiente, un fotógrafo de la revista Siete Días me llevó al concurso y salí primera princesa porque fui de reemplazo; una de las chicas no pudo ir a último momento y entré yo. A partir de ahí hice varias tapas de esa revista, empecé a trabajar como modelo de trajes de baño y un día me llamó el productor Alberto González. Le dije que con todas las tapas que tenía no iba a volver a ser bailarina (risas).

-Te habías agrandado….

-Sí…. Me ofreció un trabajo de figurita, y pagaban más por menos trabajo. Dije que sí porque además me gustaba un bailarín que trabajaba ahí (risas); se llamaba Alfredo Jiménez y era el mejor bailarín que tuvo la Argentina. Estuvimos casados tres años…. Era una revista con Thelma Stefani y José Marrone, Osvaldo Pacheco.

-Trabajaste con todos los grandes capocómicos, ¿qué recuerdos tenés de ellos?

-Trabajé con todos los que pasaron por el Maipo, donde hice diez temporadas. Hasta llegué a reemplazar a Thelma porque tenía mucha memoria coreográfica y me conocía todos los números. Trabajé con Juan Verdaguer, que después me llevó a la televisión; era un tipo increíble, un señor. Un placer trabajar con él. Todos fueron muy respetuosos… Podés pensar que trabajando en una revista quizá eran mal hablados, pero no decían ni una mala palabra. Trabajé con Alberto Olmedo y lloraba de risa, y con Juan Carlos Altavista, que era divino y con él hice más cine y televisión. José Marrone era un amor de persona. Después entró Gerardo Sofovich al Maipo y se trajo a toda su pandilla, y eso fue bueno porque me abrió las puertas del cine. También hice teatro con Tristán, con quien después estuve en La Tuerca en televisión.

-¿Fue Verdaguer el que te llevó a televisión por primera vez?

-No. La primera vez que hice televisión fue con Marrone; fui bailarina en Corrientes y Marrone. Un día, en el teatro, me dijo que quería que abriera el programa con mi cara, y después bailaba. Y seguía en el teatro. Me acuerdo que el vestuarista siempre me decía: “Dejá de hacer los reemplazos porque no te van a contratar para ser primera vedette”. Después pasé al Teatro Astros y al tiempo me fui a España, al Teatro Calderón con Juanito Navarro. A la vuelta me dijeron que iba a trabajar con Antonio Gasalla, pero no se dio.

-¿Por qué?

-Según había entendido, yo volví para trabajar con Gasalla, pero él quiso llevar a su gente y quedé afuera. Nunca trabajé con Gasalla. Fue un mal entendido. Al tiempo encabecé con Olmedo y Porcel; hicimos una revista que se llamaba Vuelven los guapos que debutó en Mar del Plata y ganó la primera Estrella de Mar que se le dio una revista. Seguimos en Buenos Aires y me iba a ir de gira, pero tuve un problema con Pepe Parada y quedé afuera.

-¿Qué pasó?

-Digamos que me tiró los galgos, y no me gustó la situación. Me indigné. Un día estábamos terminando una función y vi en los camarines a dos hombres muy europeos, hermosos. Me miraron y me dijeron: “vos sos Milonguita”. No entendía nada. Eran de Tango argentino y venían a hablar conmigo para contratarme.

-No hay mal que por bien no venga….

-Sí. Me fui a París y estuve de gira durante tres años con Tango argentino. Estaban Roberto Goyeneche, María Graña, el Sexteto Mayor, Salgán, Gloria y Eduardo, Nélida y Nelson, Juan Carlos Copes y María Nieves, Virulazo con Elvira. Era una gran oportunidad.

El flechazo con Mateyko

-¿Por qué volviste?

-Volví por un amor. No era Juan Alberto sino otra persona… Y en un momento en que estamos mal por un tema de celos, conocí a Juan Alberto.

-¿Cómo se conocieron?

-En realidad ya lo conocía porque habíamos hecho notas juntos en Miami. Pero nos volvimos a encontrar y algo pasó (risas). Me dijo que tenía que arreglar unos asuntos anteriores y tardó seis meses, porque parece que no salía con una… Salía con más de una (risas). Me acuerdo que estaba haciendo una comedia en el Hermitage con Emilio Disi y Doris del Valle, y Juan Alberto, que era muy amigo de ellos, tenía su oficina también en el Hermitage. Entonces nos veíamos mucho. Nos casamos en Miami, estuvimos 21 años juntos y tenemos dos hijos, Rosa María y Juan Bautista.

-¿Cómo es la relación con Juan Alberto hoy?

-Hoy tenemos una relación muy buena. Al principio no fue fácil. Nos separamos por diferencias; él estuvo tres años en Miami y yo me quedé en el country. Y bueno, cuando no compartís, la pareja se agota. Eso, sumado al desgaste de dos décadas. Pero hoy tenemos una relación bárbara; él vive en Córdoba, aunque los chicos le piden que vuelva a Buenos Aires.

-Durante muchos años te alejaste del medio, ¿por qué?

-Cuando me mudé al country quedé muy aislada y era muy complicado moverme desde Pilar. Y a Juan Alberto tampoco lo hacía muy feliz que yo trabajara. Y si me querían llamar para un trabajo, se comunicaban con él primero.

-¿Te dolió?

-No me dolió porque nunca me sentí lejos del todo… Iba a los programas que él hacía, a las fiestas, a eventos. Entonces sentía que estaba, de alguna manera. Y, por otra parte, pude disfrutar de mi maternidad. Con el tiempo tuve la oportunidad de volver a Tango argentino, pero era complicado con los chicos y ellos hacían giras, con contratos largos.

-Un día volviste a trabajar, ¿cómo se dio?

-Cuando me separé y me mudé a Capital. En realidad, al principio hice un personaje en la obra Titulares en el Teatro Alvear y venía desde el country hasta el centro, pero era agotador. Es difícil volver porque fueron muchos años alejada del medio y haciendo otra cosa.

-¿Qué hiciste en esos años?

-Estudie joyería y gemología. Trabajé un año en una joyería de la Avenida Alvear. Estaba fascinada, cobraba mucho, pero me aburría mucho también (risas). Me gusta el tema de las joyas, aunque la segunda vez que toqué un soplete y me quemé dije que no era para mí. Entonces estudié gemología y aprendí a diferenciar el oro el platino, la plata, por el sonido, el olor. Estando en la joyería fue cuando me enfermé de cáncer de mama.

-¿Cómo transitaste la enfermedad?

-Me operaron, hice tratamientos. Fue un proceso largo. Me preocupaba cómo iba a terminar, entonces le pregunté al médico si podía ponerme botox antes de operarme; no quería que me quedara la marca del sufrimiento. Mi médico me dijo que era la primera vez que se lo preguntaban, pero eso quería decir que yo tenía ganas de estar bien. No fue fácil, pero acá estoy. En ese momento ya estábamos hablando de separarnos con Juan Alberto, pero estuvo todo el tiempo conmigo, me acompañó mucho. Y mis amigas fueron insuperables, un soporte increíble.

-¿Te hiciste cirugías estéticas?

-Quisiera hacerme algo, pero mi hija no me deja (risas). No sé si me haría cirugías, aunque sí alguna cosita. Me cuido, trato de comer sano, salgo a caminar o hago bicicleta en casa. Trato de hacer lo que siempre pregoné, que es una vida más sana, mejor alimentación, y ejercicio. Y hago yoga desde hace muchísimos años, cuando nadie hablaba de eso.

-¿Te enamoraste otra vez?

-Estoy de novia hace diez años. Se llama Daniel Secondo, es físico y fue mi noviecito a los 16 años. Me buscó cuando me googleó, se enteró que estuve enferma y después no encontró nada más. Pensó que me había muerto, me buscó en una guía telefónica, llamó a mi casa y lo atendió mi hija. Fuimos a tomar un café y charlamos casi hasta la medianoche. Cada uno en su casa estamos bárbaro.

-¿Tenés proyectos?

-Hace seis años que estoy en El run run del espectáculo, los sábados en Crónica TV. La de panelista es una carrera nueva, siento que recién empiezo (risas). Y durante años hice un programa de tango en Radio Sónica, lo que me permitió presentarlo luego en Radio Ciudad. Estamos los domingos a las 18 en la 2x4 con Modo tango.ar. Estoy contenta y orgullosa porque hacemos todo a pulmón y la devolución de la gente es maravillosa. Y tengo en carpeta un programa de servicios para mayores de 60. Porque la vida no se termina a los 60, al contrario, podés empezar muchas cosas y ya sin mandatos y sin arrastrar culpas.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/naanim-timoyko-su-historia-de-amor-con-juan-alberto-mateyko-sus-dias-como-vedette-y-que-hizo-cuando-nid17092025/

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